Desperté, comencé a recordar. Pude transformar en sagradas, la relación que tenía conmigo, con las adicciones a sustancias y otras personas.

"Fue difícil enfrentar las consecuencias de mi desconexión con la vida respecto a mi hijo y a lo que había creado al rededor mío hasta ese entonces; afrontar la responsabilidad de lo que sucedería conmigo de ahí en adelante y empezar a mirar mis culpas y vergüenzas no fue fácil; pero sí necesario; recuperar a la niña que me habita en sus distintas etapas se volvió primordial. Fue una bendición comprender que todo tenía un propósito mayor y que podía tomar fuerza precisamente de esos cuartos oscuro de los que estaba saliendo. Entregar el control de mi mente al Amor y educarme en entrenarla para que deje de escuchar al ego, es el ejercicio diario”.

"Debo decirte que cuando en mi interior se transformó mi realidad, recuperé mi integridad, mi dignidad; y en el exterior también comenzaron a manifestarse muchas cosas que sabía que eran posibles y que las merecía; emprendí el camino de la elección y la creación divina consciente. Total, para eso estoy en esta tierra".